“Tengo la suerte de tocar mucho en directo. Eso me permite probar el material frente al público y ver si la gente se duerme o se ‘prende” La vocalista de Oaxaca sigue de gira por España para presentar “Pecados y milagros”, un álbum en el que continúa actualizando el folklore de su país, pero brilla con fuerza en las canciones propias. Eduardo Guillot la ha entrevistado. La mexicana Lila Downs, una presencia cada vez más habitual en los escenarios españoles, se encuentra presentando “Pecados y milagros”, una grabación inspirada por lo típicos exvotos de su país. ¿Puedes explicar el origen del disco a partir de los exvotos? Descubrí la obra del artista Alfredo Vilchis, un exvotista mexicano. Mucha gente se le acerca para compartir un milagro, él lo expresa pictóricamente y se convierte en una ofrenda religiosa. Tiene algunos fascinantes, como uno en que un amante escondido bajo una cama agradece a la Virgen de Guadalupe que el marido engañado no le encontrara en plena pasión. Y

Superados los "tiempos difíciles" que recuerda haber sufrido, la cantante mexicana Lila Downs presenta en a partir del viernes en una breve gira por España su último álbum, Pecados y Milagros (2011), inspirado en diferentes obras gráficas y en su hijo, al que describe como la mayor bendición de su vida. "Había perdido la fe en mí", recuerda en una entrevista con Efe sobre sus fallidos intentos por alcanzar una maternidad que logró en 2010, cuando adoptó junto a su esposo, el músico Paul Cohen, a un niño llamado Benito Dxuladi. Los exvotos mexicanos, pequeñas pinturas dedicadas a un santo para agradecer la concesión de un milagro, también juegan un papel muy importante en un CD que recientemente alcanzó la calificación de disco de platino. De todos estos cuadros fueron los de Alfredo Vilchis los que más impresionaron a la mexicana, especialmente por sus representaciones "modernas" de asuntos como la infidelidad, el atentado de las Torres Gemelas o el

Bajo sus pies, la tierra de Oaxaca, su estado natal, escuchar a Lila Downs es casi como poner el oído en el corazón de México y escuchar cada latido, aunque a veces duela.