Lila Downs exhibe la belleza y el privilegio de ser diferente


La cantante mexicana actúa en Madrid y Bilbao

VERÓNICA CALDERÓN
Madrid 22 JUL 2008

Su apellido anglosajón, heredado de un padre estadounidense, y su piel morena, legado de una madre indígena son la primera -y más evidente- señal de que para la cantante mexicana Lila Downs (Oaxaca, 1968) el mestizaje no es un lastre, sino una inagotable fuente de inspiración. Es una dualidad que le enorgullece y le apasiona. Incluso la viste. Envuelta en un corpiño floreado y una falda negra, la cantante afirma: "La ironía es que hasta hace muy poco parecía que uno tenía que 'sobrevivir' al privilegio de ser diferente".

"El arte supera cualquier tabú o prejuicio. Y eso no es exclusivo de nadie"

Downs se encuentra en España para ofrecer dos conciertos, mañana en Madrid y el próximo 24 en Bilbao. Al escenario del patio central del cuartel Conde Duque en Madrid subirá del brazo de Martirio, su cómplice frecuente y a quien señala como una de las personas que le abrió la puerta para darse a conocer en Europa. "Ambas tomamos la esencia de la música tradicional y buscamos fusionarla. Nuestras culturas son igualmente apasionadas", comenta Downs.Hija de una cantante de origen indígena y un biólogo y pintor estadounidense, su música es el producto de varias influencias. Herencias que transmite, no sólo a través de su música, sino que de lo que lleva "en el espíritu". De su madre heredó la potente voz y el amor por la música tradicional mexicana. Y a través de su padre conoció a Bob Dylan, Thelonious Monk y John Coltrane.

Su formación ha sido igualmente mestiza. Estudió música en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca (México) y se licenció en antropología por la Universidad de Minnesota. "Era curioso encontrar que [en EE UU] me enfrentaba a muchos prejuicios por mi origen mexicano, y que en México era tratada como una extraña por llevar un apellido anglosajón", recuerda.

De ahí nace su afinidad con la frontera entre EE UU y México, ese sitio de los que no son "ni de aquí ni de allá". Muy gringos para ser mexicanos, y muy mexicanos para los norteamericanos. "Es un tema que me toca mucho", afirma. "La primera vez que estuve en Tijuana [norte de México] pensé: 'Esto es casa'. Entonces entendí que esa convivencia crea una riqueza cultural única".

Y es de esta riqueza de donde la cantante ha echado mano. Ella define su música como una "fusión natural" de las tradicionales rancheras con el jazz o el hip-hop. "El arte supera cualquier tabú o prejuicio. Y no es algo que sea exclusivo de la frontera de EE UU y México. Ahora, la tecnología permite conocer el trabajo de artistas que habían estado muy alejados de nuestro entorno".

Chavela Vargas ha nombrado a Downs como su "heredera". Pero más que una heredera, la oaxaqueña se considera afortunada por esa fusión. "Me gusta ver que el mestizaje, que antes se consideraba como algo peor, es cada vez más valorado. Ahora hemos descubierto lo bello que es ser distintos".

Lila Downs, personaje WIP

MISTERIO CONOCIDO
El patio del Conde Duque de Madrid será el lugar para el encuentro entre Lila Downs y Martirio, que se presentarán dentro de la programación de los Veranos de la Villa.

"Siento mía la música latinoamericana. Ahí encuentro una complicidad única, que me intriga y me atrae. Es como acercarse a un misterio conocido". Son palabras de María Isabel Quiñones, la onubense que cuando sube al escenario se convierte en Martirio, la cantante de voz poderosa, que viste con gafas en tonos eléctricos y vestidos que subrayan sus raíces.

El reconocimiento que se profesan la mexicana y la española proviene de hace unos cinco años. "Creo que, en nuestro caso, hemos descubierto que el océano Atlántico no nos separa, nos une".

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