Lila Downs en Royal Festival Hall


Lo primero que llama la atención en el concierto de Lila Downs es su público. Nada de colores oscuros y apagados. Muchas mujeres con ropas de bordados notoriamente mexicanos se mezclan con remeras de Frida Kahlo, y sobre todo, cabellos largos. El concierto de Lila Downs en Londres es una fiesta donde se luce orgullosamente el espíritu de Latinoamérica.



Review y fotos: Silvia Demetilla

‘Mezcalito’ es el tema elegido para abrir el concierto, transformando la fría noche londinense en un espacio cálido y acogedor.

Luego de varios años de ausencia en escenarios británicos, el concierto de Lila Downs en Royal Festival Hall, tiene mucho de algarabía pero también de descontento por la situación actual en su país natal, México. En su último disco, Balas y chocolate, la cantautora oaxaqueña se expresa sin medias tintas en cuanto a las injusticias, la libertad de expresión y, sobre todo, a las desapariciones forzadas de personas. A lo largo de la noche serán varias las canciones dedicadas  a ellos y que hablen de situaciones preocupantes en torno a la artista y a su país. ‘Humito de copal’, por ejemplo, es una canción dedicada a los periodistas en la línea de fuego, ‘sobre todo, los periodistas de Latinoamérica‘ indica antes de comenzar a entonarla. En la pantalla gigante que aparece detrás de la cantante y sus músicos se podrán leer palabras escritas en español reforzando la idea y señalando la dirección inequívoca del pedido de justicia: ley, libertad, fidelidad, razón…

¡Búscalo, búscalo!
¡Yo quiero la verdad!
¡La verdad está enterrada!
¡Y rascaremos pa’ encontrarla!


‘¿Qué andan haciendo en el frío‘, preguntará luego, seguramente sorprendida, al igual que todos nosotros, porque se suponía que su concierto tendría lugar en el ‘verano’ inglés.

Con ‘La sandunga’ Lila torna el auditorio en un espacio íntimo donde le canta a la muerte, a las despedidas, a los recuerdos… Los mexicanos tienen el don de transformar a la muerte en algo alegre y menos tétrico, celebran la vida y la muerte de la misma forma, se adornan para conmemorar a sus seres queridos, comen juntos en un ritual que los caracteriza por dentro y por fuera.

El público de esta noche en Royal Festival Hall es alegre y divertido, muchos bailan en sus asientos moviendo los brazos —ya llegará luego la oportunidad de bailar en las escaleras y en todo lugar donde se encuentre un lugarcito—. Otros le gritan calurosamente ¡te quiero Lila¡, ¡chola!, a lo que ella siempre sonríe y agradece. Porque si hay algo de carisma genuino es la sonrisa de Lila Downs, que no se borra de su cara durante toda la presentación.

Lila explica muchas de sus canciones con una breve introducción, sobre todo en cuanto a los ritmos y de dónde provienen, siendo el caso de ‘Dulce veneno’ una fusión de milonga, danzón y habanera que canta con un altavoz para darle un efecto muy bien logrado a su voz. También aclara que, en algún momento, va a hacer más temas en inglés, cosa que por otra parte no parece importarle demasiado a este auditorio repleto porque sus canciones se entienden más allá de las palabras.

A la hora de sumar todas las voces llega ‘La patria madrina’, una canción que enarbola el orgullo de ser mexicano y la búsqueda de la verdad al mismo tiempo. ‘Todo amaneció mejor, mejor’ cantaba ella vivaz junto a una audiencia entre emocionada y demandante. ‘La patria madrina’ es una canción, sobre todo, de esperanza, con todas las cualidades para convertirse en un himno, y dedicada a los desaparecidos mexicanos.


‘Viene la muerte echando el rasero’, fue otro de los temas celebrados de la noche, para luego dar paso a ‘La promesa’ con hermosas proyecciones de cielos estrellados en los que la cantante parecía fundirse.

Al momento de anunciar ‘Cucurrucucu paloma’, el reconocido tema de Tomás Méndez, Lila se refirió al estilo de temas que reinaban en las películas mexicanas de los años 40’s y 50’s, —protagonizadas por Lola Beltrán, Luis Aguilar, Lucha Villa y Pedro Vargas—, a la par que su voz se transformaba, por momentos, en la de una paloma y emulaba sus movimientos.

Finalizando la noche llegaría el turno de ‘Mano Negra’, una fusión perfecta llena de energía klezmer para cederle el lugar al fantasma de ‘La llorona’ con una interpretación colosal y dejando al auditorio casi sin palabras. La Revista Songlines le entregó el Premio Songlines Awards por su álbum Balas y Chocolate en la categoría Américas en un acto simbólico luego de estas canciones.

Como era de esperar, los aplausos incesantes al grito de ‘otra, otra‘ provocaron el retorno de Lila Downs y sus músicos, esta vez con ‘Zapata se queda’. La sana euforia de los asistentes se hizo sentir una vez más y, hasta uno de ellos, se animó a subir al escenario y acercarle una bandera mexicana con la que Lila no dudó en posar para las fotos.

¡Otro mezcal por favor!


Lila Downs en Royal Festival Hall | 1 de junio 2016

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